Hace unos días, saliendo de un establecimiento, iba acompañado. De golpe estoy rodeado de mucha gente que habla y ríe, grita, etc. El bullicio normal de una calle estrecha concurrida. Pero para mí no fue normal. Ya llevaba un mal día, estaba agotado mentalmente, muchas preocupaciones y actividad. De golpe es como si todo el mundo me estuviera hablando a mí, mirándome, gritándome, esperando respuesta, como si todas las voces sonaran igual de fuertes, de claras y directas. No como si oyera ruido, si no escuchándolo todo nítidamente a la vez, sin focalizar ni filtrar en absoluto, sin posibilidad de discriminar.
Empecé a sentir vértigo, náuseas, me ahogaba... Me saturé como no recordaba. Pude respirar hondo y apoyarme en mi acompañante hasta salir del motón de genete y lentamente se me fue pasando, según me alejaba recuperé el control.
Horroroso, como si de golpe hubieran quitado un tapón de algodón de mis oídos que filtra los sonidos y conversaciones, y todo me llegara a un volumen y nitidez máximo.
Empecé a sentir vértigo, náuseas, me ahogaba... Me saturé como no recordaba. Pude respirar hondo y apoyarme en mi acompañante hasta salir del motón de genete y lentamente se me fue pasando, según me alejaba recuperé el control.
Horroroso, como si de golpe hubieran quitado un tapón de algodón de mis oídos que filtra los sonidos y conversaciones, y todo me llegara a un volumen y nitidez máximo.