por nimuath Sáb Jun 02, 2018 12:57 pm
Mi intención era comprobar, primero que no soy el único en esa situación. segundo verificar hasta qué punto en la zona donde vivo y el modo en que me hablan resultan a favor y en mi contra respectivamente, y tercero ver si podia aportar algo a otres en una situación similar.
Tengo a mi favor la simpleza o poca existencia de los "obstáculos" automovilísticos, ya sean circumvalaciones, rotondas, pasos a nivel, carriles bus/taxi, etc.. de la que goza la ciudad de Orense sumado al hecho de su gente, que conduce obviando por completo el código de circulacion en su mayoría, y mi atención encuentra una necesidad para la misma en advertir los plausibles peligros que representan, facilitando la circulación pues impone un ritmo en lineas generales mas lento y cauto, algo que puedo sobrellevar.
Tengo en mi contra, el tipo de "instrucción" y trato personal que recibo, a pesar de que a base de los días, he conseguido ganar un cierto grado de confianza y respecto de mi instructor e inclusive hacerle de chófer en momentos puntuales (sea o no una maniobra sincera)
Para referirme a él y a modo de introducción os contaré:
[[para quienes no lo saben por no ser de aquí, o prefieren ignorar ese aspecto... en este país, tras el alzamiento fascista y la traición republicana y comunista, se practicó un proceso largo y crudo denominado fascistización que buscaba inducir a la sociedad restante, una moral e idiosincrasia nacionalcatolicistas, hoy visibles en las características del "español" medio a la par que un sometimiento moral y con su propia idiosincrasia en la mujer "española", sometida a su marido y ambos sometidos al estado, partido y guardia civil.]]*
Mi profesor es la segunda generación tras la guerra, con una moral autoritaria, jerárquica, apuesta por la fuerza y la razón impuestas antes que sopesar si incurre en dudas... creyente de que el fin justifica los medios, aunque como eso ha sido declarado politicamente incorrecto por la corriente neoliberalista, ha de callarselo, y en resumen, un hueso muy duro de aguantar, pues ni se me ocurriría "roerlo" o debatir con él. Con el fascismo no se discute, se le destruye.