Mi hijo tardó en comenzar a hablar y no pronunciaba bien algunas letras. Por eso consultamos tempranamente a un neurólogo y desde muy pequeño fue tratado alternativamente por fonoaudiólogas, neurolingüistas y psicopedagogas. Hoy con sus nueve años, si bien con algunas falencias de pronunciación, habla con buena gramática y utilizando a veces palabras poco usuales para un chico de su edad e incluso para un buen número de adultos (¿suena familiar?).
No se llevaba bien con los deportes grupales (y no tiene buena coordinación para lidiar con una pelota de football u ovalada, aunque he notado que con alguna práctica puede mejorar). En el colegio, en los recreos, se mantenía apartado del resto y solitario según nos advirtieron las autoridades del colegio.
Debido a esto último, esta vez fuimos a consultar a una Psicóloga que dedicó varias sesiones a evaluarlo. Nos hizo saber que posiblemente y en función de los estudios que había hecho, era Asperger, pero que no podía escribirlo y firmarlo, así que nos derivó a una psiquiatra para que terminara de confirmar el diagnóstico. No tengo el estudio a mano para poder expresarme de manera más técnica, pero resumiendo algunas cuestiones, tiene mi hijo las características típicas que suelen dificultar a los asperger el socializar (con y según las reglas de los neurotípicos), tiene disminuida la memoria a corto plazo pero no a largo plazo, es un poco más lento para procesar, pero tiene un C.I. equivalente a 120 que la psicóloga vaticinó y es de esperar le servirá para poder desarrollar e incorporar artilugios y estrategias para compensar.
La psiquiatra que vimos dijo que podía ser mi hijo asperger pero no del tipo que “puedo distinguir apenas cruzan la puerta” (¿?). ¿Asperger leve? ¿Asperger altamente funcional? Al final dijo que tenía rasgos asperger pero que para confirmar (firmar) que fuera del todo asperger (¿100 % asperger?) habría que hacer todavía más y más complejos estudios (caros y por fuera de la cobertura de la prepaga) en otra clínica. Estos estudios dijo nos servirían en caso que necesitáramos de un “certificado” pero, al igual que había dicho la psicóloga, opinó que las cosas que podíamos hacer para ayudarlo a que se vaya adaptando mejor al medio no iban a ser distintas de contar o no con un certificado. Y opino igual y en función de todo lo que he leído a esta altura sobre el tema, no me cabe ninguna duda que es un aspie (¿leve?) con posibilidades o potencial para poder terminar siendo altamente funcional (del tipo que podría ser difícil de detectar por el común o así lo espero).
A mi hijo le interesan y habla hasta el límite del hartazgo de su interlocutor, de temas como los dinosaurios, los animales peligroso y los que habitan en aguas profundas, los planetas y el universo, algún que otro juego de computadora con el que se obsesiona y cosas por el estilo. Se siente cómodo con las rutinas; le llama la atención (y lo manifiesta) el uso de frases cuyo significado no es el literal; en ocasiones (si se siente incómodo) se hamaca en la silla o camina de arriba para abajo cuando está pensando o fantaseando; no mira a los ojos de las personas que no son de su confianza; repite el enunciado de las preguntas que le hacen; hace uso recurrente de ciertas expresiones idiomáticas poco usuales como por ejemplo decir “por cierto” antes de hacer una afirmación; es extremadamente lógico; bueno en matemáticas; parece tener potencial para el ajedrez; sí le gusta tener amigos pero se relaciona mejor solo con algunos y de a uno o dos máximo al tiempo; tiende a querer imponer sus reglas para jugar pero es respetuoso de las reglas de conducta que se le imponen; es sincero aun cuando pudiera verse perjudicado por serlo; es obediente; no tiene berrinches ni es violento; es bueno (muy bueno y sin malicia) y lo más importante, hoy por hoy es feliz y así lo exterioriza y se le nota y le cabe sentirse rodeado de amor y afecto. En el colegio le dijeron a los de su clase que si uno pide ayuda a Dios, éste puede brindarla y le comentó a mi mujer (su madre) al respecto según ella me relató: “¿en que podría ayudarme Dios? ¿Cómo? Por cierto, no me parece lógico que dé ayuda. Además, no hay nada para lo que necesite la ayuda de Dios”.
En lo que a mí respecta, cuando nos hicieron saber que mi hijo podía ser que fuera asperger, comenzamos mi mujer y yo a leer (mucho) sobre el tema. Unos días después de haber estado leyendo las características e historias de muchos asperger, le dije a mi mujer que sospechaba que podía serlo yo también. Me contestó: “menos mal que te diste cuenta solo, yo llegué a la misma conclusión pero no me animaba a decirte”. Hice los varios test que ofrece en su sitio web la Asociación Asperger Argentina (dicho sea de paso, soy argentino) y en función de las calificaciones que obtuve pertenecería yo al grupo de los que “podrían tener Sindrome de Asperger” o rasgos asperger. Respecto de mis características asperger, me identifico con las que enumeran y mencionan aquellos que sostienen que asperger no es igual a autismo altamente funcional. Hay características que dicen que tienen los “autistas altamente funcionales” (aquellas que no serían iguales a las de los aspie) que no comparto. Diría que soy un asperger leve o altamente funcional porque me las he arreglado bastante bien para adaptarme y sobrevivir al medio en el que ahora sé son mayoría predominante los neurotípicos. Recién a edad bien avanzada -a la vuelta de los sesenta- me vengo enterar. Siempre me consideré especial y punto y me consideraron los demás (creo) solo algo distinto o ¿un poco excéntrico quizás?.
Mi mujer y la psicóloga así como la psiquiatra que evaluaron y diagnosticaron a mi hijo dijeron que si quería podía reafirmar / confirmar con un profesional un diagnóstico, pero no le veo sentido práctico. Soy y seré por siempre lo que soy (incluso independientemente de la categorización y nombre que se le quiera dar al síndrome), no soy infeliz ni depresivo (aunque sí muy ansioso), lo mío será en todo caso una forma de ser y pensar constitutiva distinta al común, no me ha ido mal en la vida siendo como soy y estoy orgulloso de mis logros y de mi persona. Eso sí, ahora que me he informado sobre el tema, he tomado conciencia de algunas macanas que, no obstante habérmelas ingeniado a lo largo de la vida para “compensar” bastante bien, puedo corregir para llevarme un poco mejor con los neurotípicos. Por ejemplo, cuando alguien me pregunte o haga alusión a algún tema de esos que son de mi interés, no supondré que le interesa profundizar sobre el mismo y me abstendré –a diferencia de lo que siempre vine haciendo- de apabullarlos tirándoles toda la biblioteca encima.
No se llevaba bien con los deportes grupales (y no tiene buena coordinación para lidiar con una pelota de football u ovalada, aunque he notado que con alguna práctica puede mejorar). En el colegio, en los recreos, se mantenía apartado del resto y solitario según nos advirtieron las autoridades del colegio.
Debido a esto último, esta vez fuimos a consultar a una Psicóloga que dedicó varias sesiones a evaluarlo. Nos hizo saber que posiblemente y en función de los estudios que había hecho, era Asperger, pero que no podía escribirlo y firmarlo, así que nos derivó a una psiquiatra para que terminara de confirmar el diagnóstico. No tengo el estudio a mano para poder expresarme de manera más técnica, pero resumiendo algunas cuestiones, tiene mi hijo las características típicas que suelen dificultar a los asperger el socializar (con y según las reglas de los neurotípicos), tiene disminuida la memoria a corto plazo pero no a largo plazo, es un poco más lento para procesar, pero tiene un C.I. equivalente a 120 que la psicóloga vaticinó y es de esperar le servirá para poder desarrollar e incorporar artilugios y estrategias para compensar.
La psiquiatra que vimos dijo que podía ser mi hijo asperger pero no del tipo que “puedo distinguir apenas cruzan la puerta” (¿?). ¿Asperger leve? ¿Asperger altamente funcional? Al final dijo que tenía rasgos asperger pero que para confirmar (firmar) que fuera del todo asperger (¿100 % asperger?) habría que hacer todavía más y más complejos estudios (caros y por fuera de la cobertura de la prepaga) en otra clínica. Estos estudios dijo nos servirían en caso que necesitáramos de un “certificado” pero, al igual que había dicho la psicóloga, opinó que las cosas que podíamos hacer para ayudarlo a que se vaya adaptando mejor al medio no iban a ser distintas de contar o no con un certificado. Y opino igual y en función de todo lo que he leído a esta altura sobre el tema, no me cabe ninguna duda que es un aspie (¿leve?) con posibilidades o potencial para poder terminar siendo altamente funcional (del tipo que podría ser difícil de detectar por el común o así lo espero).
A mi hijo le interesan y habla hasta el límite del hartazgo de su interlocutor, de temas como los dinosaurios, los animales peligroso y los que habitan en aguas profundas, los planetas y el universo, algún que otro juego de computadora con el que se obsesiona y cosas por el estilo. Se siente cómodo con las rutinas; le llama la atención (y lo manifiesta) el uso de frases cuyo significado no es el literal; en ocasiones (si se siente incómodo) se hamaca en la silla o camina de arriba para abajo cuando está pensando o fantaseando; no mira a los ojos de las personas que no son de su confianza; repite el enunciado de las preguntas que le hacen; hace uso recurrente de ciertas expresiones idiomáticas poco usuales como por ejemplo decir “por cierto” antes de hacer una afirmación; es extremadamente lógico; bueno en matemáticas; parece tener potencial para el ajedrez; sí le gusta tener amigos pero se relaciona mejor solo con algunos y de a uno o dos máximo al tiempo; tiende a querer imponer sus reglas para jugar pero es respetuoso de las reglas de conducta que se le imponen; es sincero aun cuando pudiera verse perjudicado por serlo; es obediente; no tiene berrinches ni es violento; es bueno (muy bueno y sin malicia) y lo más importante, hoy por hoy es feliz y así lo exterioriza y se le nota y le cabe sentirse rodeado de amor y afecto. En el colegio le dijeron a los de su clase que si uno pide ayuda a Dios, éste puede brindarla y le comentó a mi mujer (su madre) al respecto según ella me relató: “¿en que podría ayudarme Dios? ¿Cómo? Por cierto, no me parece lógico que dé ayuda. Además, no hay nada para lo que necesite la ayuda de Dios”.
En lo que a mí respecta, cuando nos hicieron saber que mi hijo podía ser que fuera asperger, comenzamos mi mujer y yo a leer (mucho) sobre el tema. Unos días después de haber estado leyendo las características e historias de muchos asperger, le dije a mi mujer que sospechaba que podía serlo yo también. Me contestó: “menos mal que te diste cuenta solo, yo llegué a la misma conclusión pero no me animaba a decirte”. Hice los varios test que ofrece en su sitio web la Asociación Asperger Argentina (dicho sea de paso, soy argentino) y en función de las calificaciones que obtuve pertenecería yo al grupo de los que “podrían tener Sindrome de Asperger” o rasgos asperger. Respecto de mis características asperger, me identifico con las que enumeran y mencionan aquellos que sostienen que asperger no es igual a autismo altamente funcional. Hay características que dicen que tienen los “autistas altamente funcionales” (aquellas que no serían iguales a las de los aspie) que no comparto. Diría que soy un asperger leve o altamente funcional porque me las he arreglado bastante bien para adaptarme y sobrevivir al medio en el que ahora sé son mayoría predominante los neurotípicos. Recién a edad bien avanzada -a la vuelta de los sesenta- me vengo enterar. Siempre me consideré especial y punto y me consideraron los demás (creo) solo algo distinto o ¿un poco excéntrico quizás?.
Mi mujer y la psicóloga así como la psiquiatra que evaluaron y diagnosticaron a mi hijo dijeron que si quería podía reafirmar / confirmar con un profesional un diagnóstico, pero no le veo sentido práctico. Soy y seré por siempre lo que soy (incluso independientemente de la categorización y nombre que se le quiera dar al síndrome), no soy infeliz ni depresivo (aunque sí muy ansioso), lo mío será en todo caso una forma de ser y pensar constitutiva distinta al común, no me ha ido mal en la vida siendo como soy y estoy orgulloso de mis logros y de mi persona. Eso sí, ahora que me he informado sobre el tema, he tomado conciencia de algunas macanas que, no obstante habérmelas ingeniado a lo largo de la vida para “compensar” bastante bien, puedo corregir para llevarme un poco mejor con los neurotípicos. Por ejemplo, cuando alguien me pregunte o haga alusión a algún tema de esos que son de mi interés, no supondré que le interesa profundizar sobre el mismo y me abstendré –a diferencia de lo que siempre vine haciendo- de apabullarlos tirándoles toda la biblioteca encima.