¿Por qué existe esa “obligación social” de celebrarlo todo? Cada año celebras el día que naciste, celebras el santo, celebras el día que te casaste, el día que te divorciaste, cuando te dijeron que ya no tenías esa enfermedad tan horrible………
Y el circo de los circos es: LA NAVIDAD.
Las reuniones familiares me parecen un teatrito de falsedades. En navidad todo es paz y amor, época de villancicos, de excesos culinarios, excesos etílicos, excesos de fiestas……….
Porque…… ¿que familia termina las fiestas navideñas sin haber discutido en cada una de las reuniones sociales? Ninguna.
En la historia de la humanidad ningún circulo familiar ha tenido una velada distendida. Y es normal, ¿como se nos ocurrirá reunirnos en torno a una mesa a personas que no nos vemos el resto del año? Y no me refiero a no vernos físicamente. Quiero decir a ni siquiera descolgar de vez en cuando un teléfono y preguntar: “¿Que tal estás? ¿Como te encuentras?”
En estos días compartimos mesa y mantel con desconocidos. En el mejor de los casos nuestro nexo de unión es el compartir unos apellidos y un “linaje común”. ¿Que quiere decir eso de la llamada de la sangre? ¿Como nos hemos dejado engañar de tal modo que hemos llegado a creer ciegamente que “lo normal es reunirse con la familia”?
La familia te viene impuesta de nacimiento. La verdadera familia es la que te vas creando a lo largo de tu vida (amigos, pareja, hijos) y si dentro de esas personas queridas incluimos a algunos de “nuestros familiares de sangre” pues bien, pero tengo claro que esto último no debe ser una imposición sino una opción.
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Y el circo de los circos es: LA NAVIDAD.
Las reuniones familiares me parecen un teatrito de falsedades. En navidad todo es paz y amor, época de villancicos, de excesos culinarios, excesos etílicos, excesos de fiestas……….
Porque…… ¿que familia termina las fiestas navideñas sin haber discutido en cada una de las reuniones sociales? Ninguna.
En la historia de la humanidad ningún circulo familiar ha tenido una velada distendida. Y es normal, ¿como se nos ocurrirá reunirnos en torno a una mesa a personas que no nos vemos el resto del año? Y no me refiero a no vernos físicamente. Quiero decir a ni siquiera descolgar de vez en cuando un teléfono y preguntar: “¿Que tal estás? ¿Como te encuentras?”
En estos días compartimos mesa y mantel con desconocidos. En el mejor de los casos nuestro nexo de unión es el compartir unos apellidos y un “linaje común”. ¿Que quiere decir eso de la llamada de la sangre? ¿Como nos hemos dejado engañar de tal modo que hemos llegado a creer ciegamente que “lo normal es reunirse con la familia”?
La familia te viene impuesta de nacimiento. La verdadera familia es la que te vas creando a lo largo de tu vida (amigos, pareja, hijos) y si dentro de esas personas queridas incluimos a algunos de “nuestros familiares de sangre” pues bien, pero tengo claro que esto último no debe ser una imposición sino una opción.
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