Hola a todos y todas desde Buenos Aires, Argentina
Me llamo Jorge, 54 años, diagnosticado hace 5.
Divorciado, dos hijas grandes, que han elegido vivir conmigo.
Ingeniero en sistemas, desarrollador de software especializado en transporte y logistica, trabajo por mi cuenta desde 1991, y solo desde el 2004.
Agnóstico y racionalista, militante político en mi juventud, masón activo desde 1999
Gracias por el espacio, es el primero de su tipo que encuentro, y me veo reflejado en mucho de lo que se dice.
Ser diagnosticado como aspie fue de alguna manera liberador, me permitió encajar las piezas del rompecabezas.
Siempre me sentí como una especie de antropologo sueco estudiando una tribu perdida de la polinesia, tomando notas de lo que pasaba a mi alrededor pero sin llegar nunca realmente a entenderlo, y menos aún involucrarme entre sus extraños rituales.
Niñez complicada, aunque mucho menos que otras de las cuales he leído, mi tamaño me permitió sortear gran parte del bulling (mis acosadores sabían que podía tornarme peligroso pasado cierto límite) y mi alto desempeño académico tapaba mis disfunciones sociales.
Adolescencia solitaria, transitada sin mapas y sin brújula, de lejos la etapa mas sombría, donde encajar es una obligación de imposible cumplimiento, agravado por una sociedad opresiva, dictatorial y asesina, que negaba las individualidades y el diferente era sospechoso. Todavía me asombra el haber sobrevivido.
Juventud resignificada desde la política, luchando activamente contra la ultima (por suerte) dictadura militar, de un modo ciertamente muy aspie, un lobo solitario contra la manada de chacales asesinos. Luego la militancia estudiantil y partidaria fue mi primer espacio de integración, donde la causa superior de la refundación democrática me permitió dejar de lado muchas trabas y barreras.
Luego la etapa de abrirme camino como profesional de sistemas, casarme (si, es posible) armar una familia, caídas, triunfos, fracasos, las cosas de la vida que les pasan a todos, NT o AS.
Me llamo Jorge, 54 años, diagnosticado hace 5.
Divorciado, dos hijas grandes, que han elegido vivir conmigo.
Ingeniero en sistemas, desarrollador de software especializado en transporte y logistica, trabajo por mi cuenta desde 1991, y solo desde el 2004.
Agnóstico y racionalista, militante político en mi juventud, masón activo desde 1999
Gracias por el espacio, es el primero de su tipo que encuentro, y me veo reflejado en mucho de lo que se dice.
Ser diagnosticado como aspie fue de alguna manera liberador, me permitió encajar las piezas del rompecabezas.
Siempre me sentí como una especie de antropologo sueco estudiando una tribu perdida de la polinesia, tomando notas de lo que pasaba a mi alrededor pero sin llegar nunca realmente a entenderlo, y menos aún involucrarme entre sus extraños rituales.
Niñez complicada, aunque mucho menos que otras de las cuales he leído, mi tamaño me permitió sortear gran parte del bulling (mis acosadores sabían que podía tornarme peligroso pasado cierto límite) y mi alto desempeño académico tapaba mis disfunciones sociales.
Adolescencia solitaria, transitada sin mapas y sin brújula, de lejos la etapa mas sombría, donde encajar es una obligación de imposible cumplimiento, agravado por una sociedad opresiva, dictatorial y asesina, que negaba las individualidades y el diferente era sospechoso. Todavía me asombra el haber sobrevivido.
Juventud resignificada desde la política, luchando activamente contra la ultima (por suerte) dictadura militar, de un modo ciertamente muy aspie, un lobo solitario contra la manada de chacales asesinos. Luego la militancia estudiantil y partidaria fue mi primer espacio de integración, donde la causa superior de la refundación democrática me permitió dejar de lado muchas trabas y barreras.
Luego la etapa de abrirme camino como profesional de sistemas, casarme (si, es posible) armar una familia, caídas, triunfos, fracasos, las cosas de la vida que les pasan a todos, NT o AS.